jueves, 2 de septiembre de 2010

Hasta luego Marco Polo

Teléfono Rojo
Eliseo Tejeda Olmos

Hace algunos días comentaba Álvaro Belín en el Facebook, que la parca andaba ocupada con integrantes del miembro periodístico. La Muerte, ahora considerada Santa por sus seguidores, se llevó hace unas semanas al periodista Fidel Samaniego cuando vino al puerto de Veracruz a pasar sus vacaciones. Un infarto masivo terminó con la vida de quien mucho le gustaba nuestra tierra, Veracruz y que cada vez que podía, venía hasta el puerto para tomarse un lechero con sus amigos.
Me parece que fue mi amigo Gaudencio García Rivera, director del periódico 12 horas, quien me presentó a Samaniego. Pocas veces tuve la oportunidad de saludarlo, pero conmigo siempre fue un tipo sencillo y agradable, que extendía la mano para estrechar con fuerza la de enfrente, no como otros que simulan y apenas y si rozan al presentado o conocido.
En fin, lamentable pérdida pero todos tendremos que irnos algún día, estemos preparados o no. El pasado viernes 20 de agosto, otro compañero y amigo periodista se nos ha adelantado: Marco Polo Villanueva Cuenca, hermano de Aurora Villanueva Cuenca. Para ella, los hijos y esposa del por muchos años corresponsal de Telever en Xalapa, nuestra solidaridad y más sentido pésame.
Marco Polo tenía sus afectos y desafectos; sus amigos y malquerientes. Con razón y sinrazón, pero como dice el refrán, nadie es monedita de oro para caerle bien a todos.
Marco fue hombre sin resentimientos. Una vez, ya hace varios meses, me lo encontré sentado en las escaleras de uno de los principales edificios del gobierno estatal. Yo iba a dejar algunos ejemplares del periódico Opción de Veracruz y le pregunté que hacía allí.
Me platicó que esperaba a un encumbrado funcionario al que le habían encomendado el pago de unas facturas atrasadas y cuyos recursos le eran necesarios para aterrizar su proyecto de contar con estudio propio para grabar el noticiero que tenía planeado transmitir en televisión por cable.
Se había sentado en las escaleras porque el funcionario de marras no se había dignado a atenderlo por enésima ocasión y por medio de sus asistentes lo evitaba con el consabido “ya merito”. Meses después me lo encontré nuevamente, en otro lugar y los pagos no se los habían cumplido, sin embargo no perdía la esperanza de cumplir su meta, su sueño.
Todavía hace unas semanas, platiqué con su fiel ayudante José Luis. El proyecto seguía sin aterrizar y las promesas continuaban sin cumplirse. Sospecho que nunca se cumplieron. Marco Polo fue otro periodista más víctima de la hipocresía de los políticos, que en sus mejores tiempos no encontraban forma original de adularlo para figurar en las noticias que enviaba a Telever.
Descansa en paz Marco Polo, queramos o no, tus amigos, compañeros y conocidos habremos de alcanzarte tarde o temprano y entonces creo que habrá tiempo para seguir platicando. También los que te fallaron habrán de irse, tarde o temprano con toda su mezquindad.
Comentarios: telefonorojo2006@yahoo.com.mx