sábado, 16 de octubre de 2010

Niniperiodistas

Teléfono Rojo
Eliseo Tejeda Olmos

Comenzó como broma entre los reporteros locales la aplicación del término “niniperiodista” a cierta clase de personas que se mezclan con los reporteros en las conferencias de prensa y eventos públicos, ya sean políticos, sociales o comerciales, aunque en mayor grado de los primeros.
Aplicamos el calificativo de “niniperiodista” a la persona que se hace pasar como periodista, pero ni escribe ni publica nada, aunque en la mayoría de los casos se dedica a pedir dinero a quienes detectan como personajes ávidos de ser publicados o mencionados en las notas periodísticas.
En mis comienzos como reportero hace apenas tres décadas, en los primeros 20 años poco vi o detecté a “niniperiodistas”. Posteriormente, al tener la oportunidad de ser Jefe de Prensa de varias dependencias gubernamentales, una asociación privada, un partido político y de varios candidatos a puestos de elección popular, afronté las embestidas de chantajistas del periodismo, algunos que con una simple revista de poca o nula circulación presumían estar a la altura de periódicos como Excelsior o de El Universal, porque hasta el Diario de Xalapa les quedaba chico.
Cuando no se tiene experiencia en el periodismo o poco se sabe de él como ocurre actualmente con muchos directores, jefes o enlaces de prensa, según sea el caso o dependencia, pues esos chantajistas agarra pentontos como les dicen los mismos periodistas, sacan raja, conmigo más de uno hasta quiso enfrentarse a golpes porque pues nunca conté con presupuesto para satisfacer sus exigencias.
Pero bien, ocupado en mis proyectos personales y profesionales, dejé de andar unos años reporteando en la calle pero ahora que he vuelto me he encontrado con la que amenaza convertirse en una plaga en detrimento de la noble tarea del periodismo, son tantos los niniperiodistas y forman parte del paisaje rutinario de la actividad reporteril, que incluso algunos noveles reporteros me han confundido con uno de ellos por explicables razones generacionales y la poca costumbre que tienen de investigar.
El caso es que de broma y motivo de risa, viendo actuar a los niniperiodistas, consideramos algunos compañeros de mi generación y uno que otro de la actual, que debe ponerse al descubierto ante los actores políticos, sociales y comerciales, a quienes ni siquiera se les puede acusar de usurpación de funciones porque, repito, ni escriben ni publican, pero se dedican a pedir y aceptar cantidades desde 50 pesos hasta dónde se deje sacar el objeto de su petición.
¿Pero que daño hacen los niniperiodistas se preguntarán los lectores? Pues aparentemente ninguno, porque sería como satanizar a los limosneros de afuera de las Iglesias o los que se instalan en las calles del centro de la ciudad, pero al menos estos se asumen como tal y las gente los ve de ese modo: pedigüeños a los que cada quien sabe cuánto y porqué les regala dinero.
Lo lamentable es que políticos de poca monta con una mentalidad también estrecha, crean que este tipo de personas es periodista y peyorativamente asuman que todos los reporteros que digna y profesionalmente cumplen con su trabajo habrían de sonreírles y alabarles por cincuenta, cien o 200 pesos cuando mucho.
Si quieren pedir limosnas en las conferencias de prensa o eventos políticos, en el caso de las primeras que se realizan en restaurantes sus administradores tendrán que poner entonces el letrero de advertencia como en muchos lugares que se reservan el derecho de admisión: prohibida la entrada a niniperiodistas.
Comentarios: telefonorojo2006@yahoo.com.mx